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martes, 26 de junio de 2012

No caben dudas que una sonrisa de dientes blancos puede sorprender a cualquiera. Sin embargo, es importante tener en cuenta que en ocasiones los dientes se tornan amarillentos y pierden su blancura. Esto se da por falta de una higiene apropiada en los dientes, aunque también tiene que ver con ciertas sustancias que se ingieren de forma habitual (cigarrillos, mates, café, gaseosas, etcétera).
Afortunadamente, aquellas personas que desean que su dentadura luzca radiante pueden mejorarla en gran medida gracias al blanqueamiento dental. Se trata básicamente de un procedimiento que permite eliminar manchas en los dientes, sin dejar de mencionar que permite ponerlos blancos y mejorar su color.
Es fundamental tener en cuenta que no todas los métodos para blanquear los dientes son iguales. De hecho, el mercado del blanqueamiento dental se divide en cuatro categorías fundamentales: aplicación profesional en un consultorio dental, aplicación personal en el hogar mediante productos recetados por odontólogos, productos dentales consumidos personalmente por el paciente y tratamientos no aprobados que se llevan a cabo fuera de consultorio dentales autorizados.
De estos cuatro procedimientos, obviamente el último es el menos recomendable porque podría resultar perjudicial para la salud. Para elegir el procedimiento de blanqueamiento dental apropiado, es importante tener en cuenta las exigencias y necesidades personales.
Además, cabe destacar que determinadas personas no deberían someterse a este tratamiento, las cuales son: embarazadas, mujeres en período de lactancia, menores de 12 años, individuos con prótesis fijas y pacientes con graves problemas dentales.
Por último, es de suma importancia tener en cuenta que par poder realizarse un blanqueamiento dental la salud de los dientes debe ser buena. Es ideal que los dientes estén limpios, las encías sanas y que no halla ningún tipo de carie o infección.